Tuesday, September 04, 2007

Un sueño muy real y con mucho detalle.

Ese día le tocaba trabajar cerca mio. Esto era en el metro San Pablo, arriba, cerca de las boleterías. Yo, para verla mejor me fui a un extremo del anden para poder verla desde abajo. Ella estaba con dos personas mas, un hombre y una mujer. Me hacía la loca dejando pasar trenes uno tras el otro para no irme todavía de la estación. Ella vigilaba desde arriba. Tomé el metro y me fui a trabajar y como nunca el día pasó muy rápido permitiendome volver al metro San Pablo antes de que ella se retirara.

De un momento a otro yo me encontraba en el patio de mi casa, en el patio antiguo, como yo lo conocí. Con baldosas de color burdeo y amarillo y un parrón enorme que nos daba sombra. Ahí estaba yo con mi sobrino descanasando en el patio, mientras yo no dejaba de mirarla. Pero el ángulo que yo tenía me incomodaba un poco, así que tomé una silla de playa, la armé y la dispuse de tal manera que me permitiera mirarla sin tener que dar vuelta la cabeza. A todo esto, ella se mantenía aún a un nivel superior al mío, estaba sobre la muralla que divide mi casa con la casa vecina de atrás. Ahí seguía ella con sus dos compañeros de trabajo. Pasaron unas cuantas cosas que no recuerdo bién, hasta que ella con sus compañeros se tenían que ir y pasaron por arriba del parrón, el que cedió al peso calléndonos encima a mi y a mi sobrino. Ella quedó muy preocupada y se acercó a ver como estábamos. Yo le indiqué a su compañero que la parra tenía muchos bichos y que seguro yo estaba llena de ellos al caerme la parra encima, así que comenzaba a sacudir todos los bichos que tenía yo y mi sobrino. La mujer que la acompañaba era su jefa, por lo tanto le ordenó a los dos que no se fueran aún hasta ver que todo marchaba bien. Después de unos minutos, cuando ya no teníamos mas bichos que sacarnos de las orejas, el pelo, la ropa, la piel, los brazos y la cara la jefa se despide de ambos liberándose, así, los tres del arduo trabajo de ese día. El hombre siguió a su jefa hasta que desaparecieron, pero ella se quedó ahí, sentada en el patio, toda desordenada y despeinada.
Para asegurarme de que ella no tenía nada mas que hacer por ese día, le pregunté si se iría con su compañero, a lo que ella responde negativamente. Entonces, en vista y considerando que el día laboral de ella había sido demasiado pesado, y que seguramente estaba muy cansada y que no tenía prisa por irse la invité a pasar a mi cocina a tomarse un "tecito". Obviamente que detrás de esta invitación existía una intención escondida de mi parte y que era verla por un rato más y así poder conversar y entanblar una mayor cercanía de la que manteníamos hasta ese momento como simples compañeras de trabajo de pisos distintos que se saludaban cada vez que se veían. Todo esto disfrazado de un falso sentimiento de culpa por haberle ocasionado el problema del parrón, y por lo tanto ella no sospecharía de mis intenciones.

Aceptó pasar a mi cocina y muy agradecida por la preocupacion y la invitación me ayudó a ordenar todo para tomar tecito.
La cocina también era la antigua cocina de mi casa, dispuesta de la misma manera que hace años.
Ella tomó una "rejilla metálica", que yo pensé iba a poner sobre la llama de la cocina para poner sobre ella la antigua tetera que teníamos. Pero no hizo eso, sino que con esa rejilla tapó una olla que se encontraba sobre la cocina (Muy amable de su parte). Y apareció un hervidor sobre el mueble de cocina (este hervidor no existía en aquellos años) y puse a calentar agua en él. Tomé el pan, la mantequilla y los cuchillos mientras ella ordenaba las tazas.
La mesa de la cocina estaba muy desordenada, como si alguien hubiera terminado recien de tomar once. Mientras el agua se calentaba (EL AGUA), le pedí que me acompañara a ordenar un poco mi pieza, la cual sí estaba ambientada como en la actualidad. Hice la cama y ordené algunas cosas. Mientras yo me encontraba en esta faena, ella me miraba de pie cerca de la puerta, y me hace la proposición de salir a bailar esa misma noche. Me miraba con una expresión muy complice como sabiendo lo que andaba por mi cabeza en esos momentos, como diciéndome "llevame a ese lugar donde quieres llevarme". Esta situación me puso muy nerviosa haciéndome sentir delatada y correspondida a la vez. Preferí pensar que ella estaba totalmente ignorante a mis sensaciones de ese minuto y que su invitación no era nada del otro mundo y terminaríamos bailando en un lugar hetero donde ella se comportaría muy coqueta con los hombres, cosa que me molestaría mucho, así que opté por decirle que mejor descansaramos y no saliéramos a ninguna parte.
Después de ese intenso momento ella se retiró a la cocina a seguir preparando la once. Momento que aprovechó mi hermana para preguntarme quien era ella, y cuales eran mis intenciones de invitar a una "desconocida" a la casa. Me sentí aún mas delatada en mis oscuros pensamientos.

Luego de tomar once (cosa que se dio por hecha en mi sueño, porque nunca me vi tomando té junto a ella), nos pusimos a conversar. Ella nuevamente con esa postura desafiante y segura de si misma me pide que le cuente todo lo que yo sentía. Nuevamente estaba desnudando mis pensamientos y nuevamente yo esquivé la posibilidad que ella me estaba dando, con miedo a cometer un error fatal. Siguió insistiendo hasta que no pudo más y me dice "ya, dime con toda confianza como fue que te enamoraste......." dejando nuevamente en suspenso que hablábamos de ella y yo.
Fue tanto los nervios de la situación porque ella sabía de lo que "estábamos hablando" y a la incomodidad que sentí de que esa conversación solo la sostenía yo conmigo misma, que no me atreví a decirle nada.

Tanta la incomodidad y extrañeza que me produjo la situación que no pude evitar despertarme.-